viernes, 4 de junio de 2010

¿Puede haber un rechazo del cuerpo a sus propios espermatozoides?

Si. En algunos casos la presencia de un elevado número de espermatozoides muertos o inmóviles se debe a la producción por parte del sistema inmunitario del organismo de anticuerpos contra sus propios espermatozoides. El sistema inmunitario se encarga de reconocer las células propias del organismo y producir defensas frente a aquellas células que reconoce como extrañas. Tanto las espermatogonias como los espermatozoides no son reconocidas como células propias porque desde la fase embrionaria se mantienen aisladas del resto de células del organismo gracias a la llamada barrera hematotesticular. Esta barrera no es más que la especial configuración de las células que recubren los túbulos seminíferos del testículo impidiendo cualquier contacto celular entre el interior y el exterior de los túbulos. Cuando en la edad adulta dicha barrera se rompe, normalmente a causa de una infección, un traumatismo o una cirugía, el sistema inmunitario consigue acceder por vez primera a los espermatozoides y al no reconocerlos como propios crea anticuerpos para defenderse de ellos lo que origina una inflamación del testículo u orquitis autoinmune.
Cuando este atque del sistema inmunitario se produce sobre las espermatogonias el resultado es una disminución en la producción de espermatozoides, mientras que cuando son estos los directamente atacados nos encontraremos en el seminograma una gran cantidad de espermatozoides muertos o inmóviles así como grupos de espermatozoides móviles pegados entre sí. La realización de un MAR test nos permite comprobar en el miscroscopio si la muestra de un seminograma presenta estos tipos de anticuerpos. Esta misma prueba puede realizarse también. Sin embargo ésto no debe confundirnos, porque igual que la fabricación de anticuerpos por parte del hombre contra sus propios espermatozoides es algo poco frecuente pero que puede tenere graves consecuencias en la fertilidad de su semen, el hallazgo de anticuerpos producidos por la mujer frente a los espermatozoides de su pareja es un hecho muy frecuente y observable no sólo en parejas estériles sino también en aquellas sin ningún problema de fertilidad en incluso en mujeres embarazadas, por lo que su papel en la causa de la esterilidad es más que dudoso.

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