miércoles, 21 de octubre de 2009

¿Es necesario que vayamos los dos a la consulta?


Sin duda alguna. Igual que la paternidad es una decisión responsable y meditada de ambos miembros de la pareja, la dificultad para conseguirlo incumbe a ambos, así como los pasos necesarios para encontrar las causas y solucionarlas. Tradicionalmente la mujer ha asumido injustamente las culpas de no poder dar hijos a su marido. Esta actitud hoy día es totalmente inasumible, ni social ni médicamente. El factor masculino se presenta como causa única de esterilidad hasta en un 20 % de los casos, y es un factor contribuyente importante en otro 20-40 %. Por ello es inexcusable realizar una correecta valoración del varón y especialmente de las características de su semen, así como debemos contar también con una muestra de semen en el momento de la realización de cualquier técnica de reproducción asistida.
Por supuesto la peor parte de la intervención médica en esterilidad se la lleva la mujer, tanto durante el proceso diagnóstico como en la fase de tratamiento. Sin embargo, la práctica diaria nos hace ver que, paradójicamente, es el varón el que suele ser más reticente a la hora de afrontar el problema y de buscar soluciones. Por ello insistimos que no es la mujer la que debe buscar la solución a un problema propio, sino la pareja la que en común debe buscar el camino para alcanzar la consecución de una decisión tomada por ambos. Y no se trata sólo de la colaboración del varón en el plano puramente biológico permitiéndonos el uso de su sangre y de su semen para el estudio y tratamiento correspondiente, sino una participación activa y un apoyo incondicional a su pareja en la búsqueda de unos objetivos comunes. No es de recibo que además de enfrentada a los designios de la naturaleza y a las incomodidades de la medicina, la mujer se vea enfrentada además a la incomprensión o el desinterés de su marido.
Por supuesto lo anterior no afecta a aquellas mujeres que optan libremente por la decisión de vivir la maternidad de modo independiente sin la participación de un compañero en tan ardua tarea y que acuden con tal fin solicitando una inseminación artificial con semen de donante. Pero sí lo consideramos conveniente, e incluso necesario, en los casos en los que la solicitud de una inseminación con semen de donante venga determinada por una relación homosexual de la que va a ser la ‘madre biológica’. Aun cuando en tales casos no precisemos de una participación ‘biológica’ de su pareja, el apoyo emocional que precisa la mujer que va a someterse al tratamiento de reproducción asistida es el mismo que en el caso de una pareja heterosexual.

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