Respecto al efecto de la temperatura sobre unos testículos correctamente descendidos las dudas son mayores. Al contrario que en la mujer, donde están mejor establecidas las relaciones causa-efecto, en el hombre se manejan muchos argumentos que no se han demostrado científicamente y la influencia de la temperatura es uno de los casos. la lógica hace pensar que un aumento de temperatura local debido a pasar largas horas sentado, como en el caso de oficinistas o camioneros, el llevar ropas muy ajustadas o la presencia de un varicocele pueden influir en una peor producción espermática. Sin embargo, aunque algunos estudios presentan resultados que apuntan en estas direcciones, las evidencias científicas con son ni mucho menos concluyentes para afirmar tales influencias.
Especialmente delicado es el tema del varicocele por las implicaciones quirúrgicas que conlleva. Un varicocele es un conjunto de varices o venas dilatadas en el escroto, alrededor de los testículos que se da en un 10% de los hombres y normalmente no produce molestias. Algunos estudios apoyan la idea de que es un hallazgo más frecuente en los varones de parejas con esterilidad y que esto se deba al aumento local de temperatura que produce el acúmulo de sangre. Sin embargo, la mayoría de los hombres con varicocele tienen una producción de espermatozoides normal y no hay certidumbre de que haya una relación directa entre el varicocele y la infertilidad masculina.
Tampoco hay acuerdo sobre el hecho de que la corrección quirúrgica del varicocele pueda mejorar la fertilidad, lo que no quita que ante la existencia de una esterilidad, con un diagnóstico del varón en situación limite, no se propongan ante la duda los medios adecuados para corregir el problema, siempre y cuando se esté de acuerdo con el grado de afectación y la transcendencia del diagnóstico y tratamiento propuestos.
Por otra parte, la temperatura afecta a la espermatogénesis no solo a nivel del escroto. Las variaciones en temperatura o luz ambiental, la alimentación o el estrés emocional pueden afectar también a la espermatogénesis a través de la acción del hipotálamo, que es el área cerebral que, como en la mujer, controla la actividad gonadal.