lunes, 20 de diciembre de 2010

¿Se cultivan los embriones?

Tras una FIV o una ICSI y hasta el momento de la transferencia, dos o tres días después, los embriones se mantienen siempre en el laboratorio en medios de cultivo ricos en nutrientes y unas condiciones estrictas de asepsia, temperatura, presión de CO2, etc idóneas para su crecimiento. En estos casos los embriones son transferidos al interior del útero en estado de dos a ocho células. En un embarazo espontáneo este embrión se encuentra todavía en las trompas de Falopio camino del útero.
Hablamos de cultivo secuencial embrionario cuando prolongamos el tiempo de cultivo en el laboratorio más allá del cuarto día, hasta que alcanza el estadio de blástula o blastocisto, en el que el embrión, después de llegar a mórula, ha comenzado a hacer un hueco libre de células en su interior. Esto coincide con el momento fisiológico en el que el embrión alcanza el útero tras su viaje por la trompa. El gran inconveniente de este cultivo largo es que por óptimas que sean las condiciones del laboratorio, la supervivencia del embrión siempre es menor que en el vientre materno. La principal ventaja es que este tiempo de espera nos permite seleccionar con más criterio los embriones mejor preparados. Para realizar el cultivo secuencial debemos de partir inicialmente de un número suficiente de embriones (al menos 5), ya que es normal que se bloqueen algunos durante el desarrollo. Lo normal es que el 30% de los embriones alcancen el estado de blastocisto.
Si tenemos en cuenta un solo embrión, éste tendrá más posibilidades de conseguir un embarazo si lo transferimos pronto que si lo mantenemos en el laboratorio en cultivo largo, pero si tenemos varios embriones de buena calidad, tendremos  más posibilidades de conseguir el embarazo si transferimos dos embriones seleccionados tras un cultivo largo que si lo hacemos sobre criterios morfológicos al segundo o tercer día, pues evitaremos transferir embriones que seguramente se detendrían al poco de la transferencia. Además nos permite saber si en los casos de fallo repetido de implantación, la detención de crecimiento se da en estos primeros días de vida, dependientes en gran medida de la carga genética paterna, o en un momento posterior en los que cabría achacar el problema a una mala disposición endometrial para acoger al embrión

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