Al segundo o tercer día tras la fecundación (D+2 ó D+3), los embriones seleccionados son transferidos al interior del útero a través del orificio cervical con una cánula parecida a las utilizadas para la inseminación artificial.
La transferencia embrionaria no resulta en absoluto molesta. De hecho es importante realizarla con una extrema delicadeza porque de la suavidad con que se realice depende en buena medida el resultado del tratamiento. Durante el proceso de aprendizaje es necesario realizar la transferencia bajo control ecográfico para comprobar que el extremo de la cánula se encuentra en el lugar adecuado para depositar los embriones. Cuando se tiene experiencia suficiente en esta técnica, el control ecográfico no es en modo alguno necesario, aunque con frecuencia sigue utilizándose únicamente por la confianza que proporciona a la paciente.
El número de embriones a transferir es siempre objeto de debate y debe ser discutido abiertamente con la pareja. Aunque, evidentemente, a mayor número de embriones transferidos las posibilidades de conseguir el embarazo son mayores, también aumentan las posibilidades de embarazo múltiple, con las complicaciones de todo tipo que esto conlleva, especialmente cuando son tres o más los embriones que consiguen implantarse. Por ello la legislación limita a tres el número máximo de embriones transferidos. Aunque con frecuencia se defiende la conveniencia de realizar transferencias de un único embrión, lo habitual es transferir dos embriones porque aumenta sensiblemente las posibilidades de embarazo con solo un ligero aumento del riesgo de embarazo doble y sin aumentar el riesgo de trillizos. De todos modos es un aspecto que es necesario personalizar completamente en función de cada pareja y de sus posibilidades de éxito, habiendo muchos casos en los que efectivamente es aconsejable transferir un solo embrión, y otros en los que lo correcto es transferir tres.
Tras la transferencia un breve reposo de unos veinte o treinta minutos ha demostrado aumentar las tasas de implantación, pero pasado este tiempo no aporta ninguna ventaja continuar el reposo, pudiendo continuar la actividad normal incluyendo la actividad laboral o las relaciones sexuales.
Criopreservación embrionaria en pacientes con riesgo elevado de
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Hace 14 años
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