lunes, 8 de febrero de 2010

¿qué se puede saber con un análisis de sangre?

El análisis de sangre es seguramente la técnica complementaria más utilizada en medicina. Al ser un fluido que llega a todas y cada una de las células del organismo, encargado tanto de aportar a éstas los nutrientes necesarios como de retirar de ellas las sustancias de desecho, además de servir de vía de comunicación entre distintos órganos gracias a las hormonas. Por ello un estudio analítico de una pequeña porción de sangre nos sire para valorar multitud de aspectos del normal funcionamiento del organismo. Además su acceso es sencillo y la extracción no pasa, normalmente, de una simple molestia. Por todo ello el análisis de sangre forma parte rutinaria de casi cualquier estudio de salud.
Una parte del estudio lo constituye lo que suele llamarse 'analítica básica' y nos permite una valoración general del estado de salud general del paciente, por lo que suele coincidir con lo que a nivel de atención primaria se aconseja realizar periódicamente cada cierto tiempo. Esta analítica básica tiene dos grandes grupos: el hemograma y la bioquímica.
El hemograma es el estudio de las células sanguíneas y en ella analizamos número, tamaño, color y otras características de los eritrocitos o glóbulos rojos, encargados del transporte de oxígeno a las células, los leucocitos o glóbulos blancos, dedicados a la defensa frente a las infecciones, y las plaquetas, que se encargan de cortar las hemorragias. De esta forma podemos descartar la existencia de anemia, normalmente por falta de hierro, procesos infecciosos crónicos, alteraciones congénitas de la coagulación, que pueden predisponer tanto a la hemorragia como a una trombosis o embolia, así como algunos cánceres hemáticos. En el estudio bioquímico o de las moléculas de la sangre se suele analizar de rutina la glucosa para valorar el funcionamiento del páncreas, urea y creatinina para el riñón, bilirrubina y transaminasas para conocer la situación del hígado y las grasas (colesterol y triglicéridos) para valorar el riesgo cardiovascular. Ninguna de estas determinaciones suele tener relación con problemas de esterilidad, pero constituyen un examen básico de salud que descarta gran cantidad de enfermedades muy frecuentes, algunas de las cuales pueden pasar inadvertidas y no ser diagnosticadas sin dicho análisis.

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