martes, 25 de enero de 2011

¿Es normal pasar por momentos de angustia y depresión cuando hay un problema de esterilidad?

Sí, la ansiedad y depresión son estados emocionales frecuentes en las parejas con problemas de esterilidad. La pérdida de la capacidad natural de reproduccón es vivida frecuentemente por los miembros de la pareja con sentimientos de tristeza y frustración, incluso agresividad, al interpretar que se les ha negado un derecho vital de todo ser humano, el ser padres. Lo que anteriormente se vislumbraba como un proyecto de vida íntimo y libre de la pareja pasa a convertirse en un proceso supervisado por médicos con tratamientos hormonales y rigurosas pautas para su consecución.
Con frecuencia, cuando existe un diagnóstico determinado, el miembro afectado se siente responsable y se culpa por ello incrementándose el malestar de la pareja. El no poder atribuir  a nada la limitación de la capacidad natural de reproducir, conduce, en ocasiones, a liberar agresividad hacia uno mismo.
A nivel psicológico, uno de los momentos más difíciles para la pareja son los periodos de espera, frecuentemente denominados de forma coloquial por las mujeres como la ‘beta-espera’. Comprende el tiempo transcurrido desde la realización de una inseminación artificial o transferencia de embriones hasta la obtención del resultado de la beta-hCG, el análisis de sangre que determinará la existencia o no de embarazo. Este periodo se prolonga una media de quince días. De ser positiva la respuesta, se deberá esperar otras dos semanas para realizar la primera ecografía que informará del óptimo desarrollo del anidamiento del embrión. Durante todo este periodo, la ansiedad de la pareja se incrementa de forma considerable. Son frecuentes los comportamientos reiterados de comprobación por parte de las mujeres, es decir, estar pendientes constantemente de posibles síntomas que indiquen embarazo (naúseas, dolor de pechos,...), realización de nuevos tests de embarazo, acudir al baño con mayor frecuencia para observar posibles manchados, etc. Todas estas conductas, si bien disminuyen la angustia a corto plazo, a largo plazo generan un incremento de la ansiedad. Por tanto, es conveniente reducir al mínimo este tipo de comportamientos y sustituirlos por actividades gratificantes para la pareja que les permitan ‘desconectar’ en la medida de lo posible.

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